A Uxia e o Pau IV
Estaba en un duerme vela cuando sonó el teléfono, y pudo oír la voz de Ivanova, mujer rumana de cuarenta y cinco años que acostumbraba a trabajar en el mismo turno de limpieza que su madre.
- Ao, Urgia? So Ivanova, tua mare esta male, vem al hospital Carsa de Salut.
- ¿Cómo? ¿Qué ocurre? ¿Qué está en el hospital Casa de Salud?
- Sim
Sin continuar con ese cruce de frases que poco más podían aportar, se acabó de vestir con lo primero que encontró encima de la cama, que tras acercar a la nariz, pudo comprobar que la ropa mantenía los efluvios de los locales de noche, pero no era momento de buscar otras opciones; así descendió por las escaleras de tres en tres los escalones y ya en la calle no trató de buscar otro medio de trasporte que no fuesen propias piernas, que de inmediato se pusieron a correr en dirección a la Avenida Blasco Ibañez, para después de cruzarla ir a la Casa de Salud.
Ya en la puerta, tras chocar con el guardia de seguridad, poco a poco recuperaba el ritmo cardiaco normal mientras avanzaba hasta el mostrador de admisión de enfermos.
- Boa tarda? Deseaba ver a Maruxa Almeida.
- Um momento, por favor. Si, mira, sigues recto en dirección a aquella ventana del fondo al lado de la máquina de café y a la derecha tienes un ascensor. Lo llamas, si no esta abajo, y una vez dentro pulsas a la tercera planta, el botón que pone un tres. Una vez que el indicar del interior muestre el número tres, sales del ascensor y tuerces a la derecha y en pocos metros ya encuentras la habitación 333. ¿Está claro?
- Vamos que está en la 333 de la tercera planta, por algo empieza por tres el número. Gracias.
A llegar a las proximidades del ascensor éste comenzaba a abrir sus puertas para que una joven de su edad pudiera salir desplazándose con unas muletas, a la cual seguía un joven que de inmediato conoció.
- ¿Pau? ¿Qué haces aquí?
- Ah! Oh! Ummm. Oye luego te llamo. Vale.
No daba crédito, trataba de resituar los elementos de la situación vivida en los escasos segundos que tarda una persona en entrar en un ascensor y otra en salir. Ya con la puerta cerrada, su brazo entro en movimiento para pulsar el tres.
Las imágenes de su madre y de Pau se entremezclaban confusamente hasta que se abrió la puerta del ascensor y giró a la derecha, donde pudo ver a Ivanova hablando con un joven de bata verde.
A Maruxa e o Brais IV
Co passo dos dias Maruxa foi consciente de que não podia manter a sua filha e seguir vivendo nesse quarto côas ajudas da gente durante muito tempo, assim os poucos foi empezando a arrumar as coisas.
Uma vez mais teria que partir arrancar de novo noutra cidade, pero a aonde ir. Agora não podia só pensar em si mesma porque tina uma miúda, um bebezinho, fruto do seu interior e de outro desengano, mais que ela só merecia seguir a lutar.
Os cinco dias do parto foram até o Registro Civil a inscrever aquela coisa humana que a partir desse dia passaria a chamarse Uxía Almeida, filha de Maruxa Almeida e pai conhecido que a mãe preferia esquecer e que entrara no mundo do olvido. Ia andando caminho da Puerta Del Sol, quando chegou ao seu ouvido uma nova côa que comenzaba o noticiero da radio.
“Se espera que la ocupación hotelera en Valencia para las próximas Fallas sea del cien por cien”
Ficou há pensar uns segundos e assim centrada nos pensamentos foi de xeito mecânico até o metro onde apanhou a Linha 3 até Lavapiés.
Por que não o levante, bom clima, trabalho no turismo. Vai lá.
Berta e X- IV
She stayed aboard meanwhile sailors put off freeze fish boxes in Aveiro´s harboar. After three days in this boat she feeling better, emotional rescue, and physical pain is minimal. She has to go out, walking on the earth, feeling she is alive, can move, and can act.
On night, after dinner, she talk to captain and a boat move her to coast, moon illuminate the beach and one feet out the boat one feet into the sea, on the sand she running into the forest, looking for a path, looking for a village.
One hour later she take a shower in room number 2A, Residential Costa de Aveiro, sailors gave her money for living three days and she will going to Lisbon. After breakfast she goes to bus station, looking for the desk, it´s closed. On Sundays passenger have to buy ticket on bus told her an ancient women all dressed with dark clothes, look timetable she know that next bus to Lisbon is at 11.00 a.m. on platform one.
Five minutes past eleven bus departure, Berta sits on window seat looking to the sea, change her thoughts to new ends, she´s alive and wants to be free, to act in liberty, to life her live.
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