“Radar”
Es habitual escuchar o leer, cada vez que se inicia un período vacacional o de descanso por coincidir distintos días festivos consecutivos, referencias en los medios de comunicación a las llamadas operaciones salida o retorno, y cuando estas se realizan por carretera en ellas intervienen los lugares en los que se ubican los radares, encargados de detectar aquellos vehículos que infringen las normas de circulación, especialmente el exceso de velocidad.
Durante este año en España se ha reducido la velocidad máxima autorizada a 110 quilómetros por hora en autopistas, no así la posibilidad de que un vehículo sobrepase la misma, que en muchos casos la duplica. Cá en Bissau, a pesar de no estar muy señalizadas las vías de comunicación terrestre existente, también existen límites máximos de velocidad, a semejanza de los de Europa con excepción de las autopistas o autovías inexistentes hasta la fecha.
En cambio, el método que se sigue para proceder a multar al conductor de un vehículo por infringir el límite máximo de velocidad establecido en una carretera es distinto, El hecho de no disponer ni de radares ni de equipos móviles para detectar la velocidad del automóvil, lleva a que se determine su existencia en base a las consecuencias no deseables de un exceso.
Así ante el hecho de un vehículo que ha sufrido un accidente de tráfico, saliéndose de la vía de comunicación unos treinta metros, se deduce que la causa del accidente ha sido el exceso de velocidad, por lo que para poder retirar el automóvil o lo que queda de él es preciso abonar una multa que puede llegar hasta 180.000 francos CFA, casi 300 €, pero esta puede sufrir una considerable reducción de hasta 79.000 francos CFA, casi un 60 % en base a criterios no claros ni en el porque de la primera cantidad ni de la segunda ¿será primer precio segundo precio último precio?
Los radares que más abundan en Bissau, que en escasos momentos sirven para multar una infracción de tráfico, son de base subjetiva del ser humano “pekadur” siempre alerta para escuchar lo que comenta un vecino o transeúnte y así llenar las noticias del “jornal di tabanka”. Cierto es que también pueden llegar a penalizar a un individuo, no por el uso que haga de un vehículo, sino por la interpretación que otros semejantes hagan de sus palabras o hechos.
Bissau 26 de abril de 2011
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