"Mantenimiento preventivo"
Hace décadas, a raíz de los estudios que se iniciaron para mejorar los procedimientos y sistemas de producción, y que tanta literatura posterior generó sobre mejoras de gestión, reingeniería de proyectos, introducción y gestión de la calidad, ... que ha permitido que los créditos de formación fluyan y a los alumnos refrescar sus neuronas e interrelacionar con semejantes, comenzó su andadura la defensa de un mantenimiento preventivo frente al correctivo, porque reducía costes al alargar la vida útil de los equipos y evitar paradas de producción inesperadas.
Pero este concepto o idea de acto previo cuyo objetivo es evitar males mayores, no es algo que haya surgido con el desarrollo industrial, si no que es algo existente desde las primeras concepciones mitológicas o supersticiones humanas, aunque si corresponde a la época industrial la racionalización del mismo y su integración en el sistema de lo científico.
Un mantenimiento preventivo consiste en realizar una serie de actuaciones para evitar que determinados actos o circunstancias entorpezcan el funcionamiento habitual de lo que nos rodea en los quehacer diarios, lo cual pasa desde la revisión del vehículo hasta un chequeo médico, en las racionalidades del mundo científico actual, hasta la realización de la "señal de la cruz" dentro de un racionalismo mágico.
En Galicia aún se puede ver a personas que se persignan cuando pasan en Santiago de Compostela delante de un cruceiro, o al atravesar un cruce de caminos, lugar habitual del mal que está dispuesto a entrar en nuestro ser, o frente al mal de ojo. Se realiza el acto de la señal de la cruz como prevención ante un mal funcionamiento que pueda surgir.
Pero nada nos impide aplicar este tipo de mantenimiento preventivo ante elementos que en teoría poseen un funcionamiento mecánico y por tanto inicialmente previsible, pero que no siempre es así. Así hace días hacía espera para realizar el pago de la factura, que debían emitir, de agua que tengo y de luz que no tengo, en las dependencias de la empresa que tiene encomendado dicho cometido, cuando llegó la trabajadora el cargo de dichas tareas; miró para el monitor y a la vez que se sentaba procedía a pulsar el botón de encendido del ordenador llevándose posteriormente la mano a la frente y realizando la señal de la cruz.
Un acto de prevención para tratar que la jornada laboral se desarrollara sin contratiempos, que no existiesen cortes de electricidad, que el programa que hace poco le acababan de instalar funcionase, etc. porque es imposible encontrar una empresa que realice ese cometido de manera eficiente o la relación coste beneficio es elevada.
Quizás dentro de las medidas anticrisis sea conveniente retomar mecanismos con costes iniciales tan bajos porque no aumentan las pérdidas ya existentes y tienen la misma probabilidad de funcionar que otras medidas recubiertas de lenguaje científico racional, que sólo sirven para aplazar el problema de fondo.
Bissau 15 de marzo de 2010
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