“Tía Emilia”
El cuerpo humano precisa de sus horas de descanso para recuperarse de los esfuerzos realizados, pero muchas veces forzamos o retrasamos ese momento de irse para cama a dormir y/o se tienen distintos hábitos que deciden cuando es el instante en el que uno se desplaza al lugar de reposo.
Gran parte, se sienta delante del televisor hasta que el sueño va cargando sus pupilas y si dispone de un buen sofá es el lugar de inicio del reposo, de las primeras fases oníricas e incluso donde pasará toda la noche. Otra parte, precisa salir a tomar algo en algún sitio, si este existe o hay dinero disponible, sino siempre se puede ir a casa de una vecina hasta que uno decide que es tarde y que se a para cama. O con un libo a la luz de una vela o linterna se leen unas páginas hasta que Morfeo hace el resto. La decisión siempre se produce sin ningún riesgo físico para el cuerpo que precisa del descanso.
Cá tía Emilia no se sienta a ver la televisión ni va a casa de la vecina antes de irse a dormir. Todas los días, al caer la tarde sale para la entrada de la casa y se sienta en su banqueta, el cansancio va haciendo mella y comienza a dar las típicas cabezadas; pero no, aún no ha llegado el momento de que ella decida irse para cama. El sueño no deja de introducirse en su cuerpo hasta que no puede aguantar el equilibrio y cae al suelo “Gos ami na bai kama”.
Será preciso que la zona que rodea a su banqueta disponga de elementos que amortigüen el golpe, porque los cuerpos se van deteriorando y el hábito emilia entraña su riesgo.
Bissau, 31 de marzo de 2009
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